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En el vitral de mis ojos
de tus labios la fiebre
paciente se refleja y
en su caudal convoca
a mi corazón que a locas
morder tu boca
cual abeja al néctar
beber cada gota.
Hoy, que sin preguntar
en tus manos sostienes
de mi corazón la brisa
que en tu esencia levita
déjame a mí
amarte porque sí...
No existirán sombras
en los púrpuras vergeles
de rosas, amapolas y laureles
solo la pasión
que en el vitral de mis ojos
de tus labios la fiebre
cautivo me encadenó.
Jorge Aimar Francese Hardaick
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