Entre verdes cipreses y lunas rotas,
entre piedras olvidadas
sobre el sendero indulgente
de las lineas de la vida,
me siento al orillo
de los vagabundos recuerdos
que hoy me atrapan
en una jaula sin puertas,
sin barrotes, mas con estrellas incandescentes
y veo a mi diestra alguna nubes de olvidos
del otro lado del viento.
Me trae el cansancio
el silbido azul de voces amigas,
de caricias perdidas
entre pieles desnudas
entonando gemidos
del legendario pasado.
Jorge Aimar Francese Hardaick
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