dejo consagrar tu belleza, (Activa el audio... suave)
póstuma en su alteza
Es allí donde descansa
sin derrota y con paciencia,
el perfume de tu piel como esencia
sin extraviar la luz de mi esperanza.
En la represa de mi corazón
burbujea tu ilusión ardiente,
oxigenando mi sangre caliente
como un sol en praderas de algodón.
Tus sutiles caricias me apasionan
tus ojos encandilan mi razón,
cual burbujas límpidas en invasión
en destello voraz mi pecho incursionan.

En la represa de mi corazón
sostengo tu cadera distendida,
cual silueta de tu cuerpo preferida
mis labios libidos recorren sin perdón.
En la represa de mi corazón
habita el deseado amor infringido,
que mi alma pura ha escogido
en un ocaso sin frustración.
Pensamiento escrito el: 29 de enero de 2015
Autor: Jorge Aimar Francese Hardaick
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