
Una piedra en el camino
sin tropezar me crucé,
la que con hombría y valor
pude a ella levantar.
Bajo su espeso y verdoso tapiz
tú nombre escrito estaba,
y en persistente sueño
por distintos lares te busqué.
Nunca te vi llegar
ni por mares navegar,
pues en otro tierno sueño
con mis manos alzadas al cielo
tu sutil silueta dibujé.
Te esculpí a mi medida
con sentimientos propios
y pasiones de mi querer,
así tu corazón vi latir
con frenesí y candor,
el que amordazado al mío
con ilusión y fervor suspiró
un… te amo mi creador.
Aún más no quiero
de este sueño despertar,
pues pasaron ya cincuenta años,
caminando a mi lado estas
como esmeralda amalgamada
en el oro de mi vida,
y hasta mi último suspiro
se que a mi lado estarás.
EN HONOR A LA UNIÓN DE MIS PADRES
EN SUS BODAS DE ORO.
(1951 - 2001)
Pensamiento escrito el: 14 de noviembre de 2001
Autor: Jorge Aimar Francese Hardaick
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