
músculo sufriente y silencioso,
tu espalda ya encorvada y tiempo;
llevas con amor y sabiduría.
Eterno desvelo en cautiverio
fluye de tus poros sudorosos,
ese deber cotidiano y sin fin
refleja tu esencia paternal.
Amor inequívoco y callado
que revelas en noches sombrías,
dolor interno escondido en carne...
¡una lágrima!, define tus sentimientos.
Paso de tiempo y canas blancas
van vistiendo en años tu piel,
manos callosas, arrugadas pero sensibles;
acarician el fruto de tu vida.
Pasión congruente e irreversible
derramas sin esperar, sobre tus hijos,
con manto de amor y perdón cubres;
soslayando actitudes familiares.
Hoy, aún recorres senderos
en esta vida terrenal;
y seguro, estés donde estés,
con amor, escucharas nuestras plegarias.
Dedicado a mi padre Martín Emilio Francese
Pensamiento escrito el: 16 de junio de 2013
Autor: Jorge Aimar Francese Hardaick
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