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De vientre blanco fue tu
ser
de maestría innata y diestro
tu glorioso querer
caminaste sano, erguido
por el espíritu iluminado
no claudicaste en tu
dolor
a pesar de la traición.
En una corona de espinas
la maldad del hombre
insana se esgrimía
y con sudor inmaculado
entregaste tu costado
mas tu sangre derramaste
por el mundo, su vil
pecado.
Un noble madero
fue tu última morada
crucificada la carne
con vivas llagas
al cielo imploraste
la pasión, del Dios tu
padre.
Hoy, la llama latente
de ese hermano generoso
se mantiene presente
cual Espíritu Santo
afluente
en nuestras almas vive
en oraciones clamoroso.
Derechos reservados del autor (*)
Derechos reservados del autor (*)
Blog "Mis Pensamientos" 22-03-2016
http://crisfacu.blogspot.com
(Fotografía y video tomados de la web)
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