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Se erguía paciente y afanosa
mi mente
hundiéndose, caprichosa,
en los abismos del cielo
y en su ida sin regreso;
vacilante
se miró en el espejo
del hilo del horizonte...
Relajada al fin,
se durmió distante
sobre el ocre del ocaso.
Jorge Aimar Francese Hardaick
Escritor y Poeta - Argentina
Derechos de Autor©
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