Mi tiempo se acumula
nada abraza mi sentimiento
pero se que por algo estoy allí
aunque en realidad... no sé si existo.
En la hondonada de mis entrañas
con sentires aletargados
transcurren mis mañanas
sigo insistiendo al pensamiento
que de hecho estoy seguro
que de ti, algo espero.
Quizá, me falte peregrinar
sobre éste sendero espinoso
que con experiencia conllevo
sea buena o sea mala
busco realidades y desvanecen
como bruma bajo el sol
en un minucioso fin de invierno.
Mayor es mi fe, mi esperanza
ante abrumadora desesperanza
que se olvida en colosal apuro
hacia la muerte
cómo la raíz de la vida
sobrevive y renace más abajo.
En mi alma y corazón, desesperado
se que algo espero...
no es la muerte
sino una luz alentadora
una alegría sin horizonte ni dueño.
Dámelo tú, si es que puedes
dámelo tú, si tienes corazón,
agradeceré a la vida
lo que de ti estaba esperando.
Vagabundo entre tinieblas me proyecto
sobre aguas, cual espectro
mi debilidad en el alma
fortaleció mi espíritu desolado
en mi sendero vislumbré
un voraz y demagogo resplandor
al que con sabiduría supe repeler.
Ahí estas tú, inquieta pero callada
del otro lado del empañado cristal
estoy paralizado y anhelante
una intención promulgadora
que consuele mi ansiosa esperanza,
pero sigo ahí transformado, paciente
porque mi corazón me dicta
que de ti, algo espero.
Pensamiento escrito el: 26/07/2011
Autor: Jorge Aimar Francese Hardaick
DERECHOS RESERVADOS DEL AUTOR (*)
nada abraza mi sentimiento
pero se que por algo estoy allí
aunque en realidad... no sé si existo.
En la hondonada de mis entrañas
con sentires aletargados
transcurren mis mañanas
sigo insistiendo al pensamiento
que de hecho estoy seguro
que de ti, algo espero.
Quizá, me falte peregrinar
sobre éste sendero espinoso
que con experiencia conllevo
sea buena o sea mala
busco realidades y desvanecen
como bruma bajo el sol
en un minucioso fin de invierno.
Mayor es mi fe, mi esperanza
ante abrumadora desesperanza
que se olvida en colosal apuro
hacia la muerte
cómo la raíz de la vida
sobrevive y renace más abajo.
En mi alma y corazón, desesperado
se que algo espero...
no es la muerte
sino una luz alentadora
una alegría sin horizonte ni dueño.
Dámelo tú, si es que puedes
dámelo tú, si tienes corazón,
agradeceré a la vida
lo que de ti estaba esperando.
Vagabundo entre tinieblas me proyecto
sobre aguas, cual espectro
mi debilidad en el alma
fortaleció mi espíritu desolado
en mi sendero vislumbré
un voraz y demagogo resplandor
al que con sabiduría supe repeler.
Ahí estas tú, inquieta pero callada
del otro lado del empañado cristal
estoy paralizado y anhelante
una intención promulgadora
que consuele mi ansiosa esperanza,
pero sigo ahí transformado, paciente
porque mi corazón me dicta
que de ti, algo espero.
Pensamiento escrito el: 26/07/2011
Autor: Jorge Aimar Francese Hardaick
DERECHOS RESERVADOS DEL AUTOR (*)
