caricias que subyugan los pretéritos sucesos; amordazando -si lo hubo- algún resabio.
Fueron tiempos apacibles con magnolias entre labios, goces fogosos de sensaciones inolvidables, que hoy, remontan a la memoria al Olimpo de los placeres; al éxtasis del amor de ese jardín... del que jamás se olvida.
Jorge Aimar Francese Hardaick
Escritor y Poeta - Argentina
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