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viernes, 12 de agosto de 2016

EL ANALFABETO Y SU HIJO


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Ya no llores, hijo mío
mañana el maestro sabrá
hacerte comprender
lo que yo
hoy no sé entender,

no te enfades conmigo
si a tu lado no me siento
a ayudarte en las tareas
pues tu abuelo nunca pudo
mandarme a una escuela.

Tú, que de mis manos
dobladas y agrietadas
sucias, aunque limpias
a veces te avergüenzan
son las que hoy día
siguen incansables
trayendo a nuestra casa
el pan de cada día

y es que no quiero
repetir la misma historia
pues encierra mi memoria
esos crudos inviernos
cortando la dura leña
ya casi descalzo 
chapaleando el barro
caminando la oscura noche
y traer sin reproche
a la mesa de mis tatas
un trozo de alimento.

De sol a sol
con viento y helada
a mi padre ayudaba
cuidando la majada
tirando de lo bueyes
sembrando simientes
de alegrías ausentes.

Por eso hijo te pido
tu que puedes
y el Creador me lo permite
no abandones tu escuela...

no quiero ver en tu espejo
de mis manos su reflejo.


Autor: Jorge Aimar Francese Hardaick
- Argentina - 12-08-2016
Derechos reservados del autor (*)
Blog "MIS PENSAMIENTOS"
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