Despertaba lento
el fuego eterno
sobre el iris de su gemido
haciéndose canción
sobre mi pecho y
entre el oleaje de sus caricias
besabamos el alba
trepando la brisa
de cristalinas esperanzas.
Se fue así, forjando
la estela de un ensueño,
que entre besos y sonrisas
bebimos juntos
de la fuente del deseo.
Jorge Aimar Francese Hardaick
Escritor y Poeta - Argentina
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