tú la vida continúas,
y a pesar de tus tristezas
tus alegrías insinúas.
Yo te cargo sin temores
con torpeza así te llevo,
a contramano la vida andamos
tu estás y yo navego.
Mi cuerpo de tristezas vive
vagando en un destierro,
tu luz de alegría encierra
el canto de un cencerro.
Mi alma siempre empujas
a la felicidad de la desdicha,
tu sonríes en capricho
que al sentimiento engualicha.
Entre malabares y destrezas
senderos en la vida abres,
con testigos presenciales
vendes risas y porfías.
Este canto en verso yo te dejo
mi buen corazón payaso,
en ilusiones de un futuro
me encamino sin retraso.
Pensamiento escrito el: 3 de abril de 2015
Autor: Jorge Aimar Francese Hardaick
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