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Mi corazón, abraza
como una sutil caricia
el capullo de una flor, novicia
en mi bella tierra, paloma torcaza.
El tibio sol, inocente juguetea
entre álamos desnudos,
y en su tallo como escudo
sus rayos fulgentes, refriega.
El fresco manto de abril
despunta, en horizonte,
gris, se vuelve el monte
a ivernar, su sabia senil.
Una suave brisa trae
la dulce fragancia, del castaño,
su sombra cobija, sin engaño
la verde hierba que se retrae.
El fuego eterno se desangra
en este estío, juvenil,
cediendo paso, a su hermana luna
en esta tarde de abril.
Autor: Jorge Aimar Francese Hardaick (Argentina)
Derechos reservados del autor (*)
Blog "Mis Pensamientos" 27-11-2015
http://crisfacu.blogspot.com
(Fotografía y video tomados de la web)
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